Reseña crítica: "El Loco de la Ruta", un asesino en serie que tiene en su haber los crímenes de cinco prostitutas y la desaparición de otras siete (salvo que fueran obra del llamado "Estrangulador de Camet"), habitó los titulares de las secciones policiales de los diarios de la Costa Atlántica, y también del resto del país, entre 1996 y 2002. Una década después de su supuesta resolución la pantalla vuelve a poner el caso en la palestra, con la investigación de un comisario (Gustavo Garzón) que se enfrenta a un cuadro difícil. Por un lado la jueza (Mimí Ardú) elucubra que los cadáveres de prostitutas implican un mensaje político de parte de la denominada "maldita policía" hacia un flamante subsecretario de seguridad. Sin embargo, el olfato policial del veterano sabueso le dice que, si bien hay un evidente encubrimiento por parte de alguna esfera superior, las muertes son causadas por un demente. Dan una mano el columnista de policiales de turno (Vando Villamil) y la forense encargada de las pericias (Valentina Bassi). La narración en off, algunos estupendos diálogos, el trámite narrativo estilo "hard boiled" y las actuaciones remiten al absorbente clima del film-noir. Entre el plantel de personajes se resalta la presencia de un joven vidente ciego (Juan Minujín) que, además de dar título al film, compone un particular enigma que aporta un matiz sobrenatural - y por ende, fantástico. Este policial negro bien podría ser sucesor de aquellos que se fabricaban con espléndida repercusión popular y crítica en la década del '80, especialmente la trilogía desanziana de EL DESQUITE (1983), EN RETIRADA (1984) y LA BÚSQUEDA (1985). Es de notar que el protagonista de las tres mencionadas, Rodolfo Ranni, retorna ahora como villano principal de aparición demorada hasta el último rollo de metraje. Y tal como aquellos títulos hoy permiten un suculento análisis socio-político de la época, LA PLEGARIA... tal vez permita a futuros críticos un análisis similar, debido a que no emite ningún mensaje panfletario que niegue la relación entre los asesinatos y el momento político en que se producen así como tampoco deja entrever ningún paralelismo con las relativamente recientes desapariciones en democracia de jóvenes presuntamente vinculadas con la trata de blancas. [Cinefania.com]
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