Reseña crítica: Camino (Nerea Camacho) es una niña de 11 años enferma terminal de cáncer que en el lecho de muerte está rodeada de su madre Gloria (Carme Elias), un par de curas y casi todo el plantel médico del hospital de Pamplona donde la han internado. En un lapso de agonía, la niña pregunta si podrá estar "en la obra" (la "Obra", en la jerga, es el Opus Dei, el movimiento fundado por el cura católico Josemaría Escrivá de Balaguer en 1928). Como respuesta, el cura que le ha dado la extrema unción (Jordi Dauder, caracterizado como Escrivá Balaguer) saca una estampita de "San Josemaría" y se la apoya en el pecho. La película nos retrotrae en ese momento a 5 meses antes, cuando la niña aún tenía cabello, aún tenía salud, aún tenía ilusiones. Como muchas otras niñas de su edad, asiste a un colegio católico y se interesa por las mismas cosas que sus amigas, como por ejemplo ingresar a un grupo de expresión corporal y teatro que un profesor arma fuera del horario escolar. Bueno, al decir verdad, más que la interés por el arte, Camino se ve atraída en uno de los chicos que asiste al grupo, Cuco (Lucas Manzano). El flashback también nos sirve para reconstruir la relación con su dominante madre, convencida de que nada es lo suficientemente grave como para levantar la mínima duda sobre la Voluntad de Dios o sobre las instrucciones de los curas del Opus, que le "aconsejan" lo mejor para ellos (en este caso, "aconsejar" es un eufemismo para describir la presión con que se suele manipular psicológicamente a los miembros de dicha secta). El cuadro familiar se completa con un padre de buena voluntad pero indeciso (Mariano Venancio), una hermana mayor ausente que ha ingresado como "numeraria" en el seno de la organización (Manuela Vellés) y algunas imágenes que pueblan las fantasías oníricas de Camino, como un enanito llamado Mr. Meebles o un espantoso ángel de la guarda. La película enlaza escenas de fuerte caudal emotivo que hacen identificarse rápidamente con la expresiva protagonista con otras realmente indignantes, en que los sacerdotes imponen la idea que esta enfermedad es en verdad "una bendición" y le dicen que "esta niña puede ser una santa". El director Javier Fesser no deja ni un minuto librado al azar, y cada mínimo diálogo, cada personaje secundario o cada situación tiende a mostrar la sutil pero permanente lucha entre madre e hija, entre la fuerza negativa del fanatismo religioso y la muerte contra la fuerza del amor, la adolescencia y la vida. A pesar de lo sobrecargado de la trama, los personajes del Opus no están demonizados ni aparecen haciendo cosas maléficas, como en filmes fuertemente polémicos como THE DA VINCI CODE (El Código Da Vinci-2006), que el Vaticano sugirió a sus fieles no ver debido a la falsa imagen que pretendía imprimir de dicha organización. Si bien es cierto que a un espectador desprevenido le puedan caer pesados los padres del Opus que se muestran en la película, una segunda lectura de la trama tiene más relación con esas viejas películas estilo THE OMEN (La Profecía-1976) en que cualquier individuo que se opusiera a los satánicos designios del Anticristo, terminaba atravesado con un pararayos o con su cabecita cercenada por un panel de cristal. Cualquier persona o elemento que se interponga en la voluntad del Señor, en esta analogía, es simplemente quitado del camino. ¿Qué mejor lectura para ensalzar el poder del Señor y conciliar la perspectiva del Opus y del católico común y silvestre? [Cinefania.com]
Calificación Cinefania.com: