Reseña crítica: El escritor de best-seller George Washington Magee (George M. Cohan, autor de la obra teatral de 1913 basada en la popular novela de Earl Derr Biggers) llega a la Posada Baldpate con el objeto de hacerse con una apuesta sobre si es capaz de escribir una novela entre la medianoche de un día y la medianoche del siguiente. El origen de semejante prueba surge en uno de esos clubes de caballeros en que la mayoría de los socios se la pasan cómodamente apoltronados en sillones, fumando y leyendo libros (en este caso, la novela de Magee). Uno de los socios lee una crítica adversa "El Cartapacio Escarlata", último best-seller de Magee y se lo comenta al propio Magee que, admirado por todos, se jacta que en el lapso de 24 horas podría escribir una novela como la que vislumbra el crítico del periódico. Documentada la apuesta, Magee se propone pasar todo un día en una remota posada, Baldpate, un lugar tan alejado que, fuera de temporada, es garantía de aislamiento y soledad para el escritor que busca inspiración y silencio para propiciar la musa de la concentración. Sin embargo el pobre Magee es interrumpido en su labor por varios contratiempos. Primero aparece un gángster (Purnell Pratt) que oculta una suma importante en la caja fuerte y le avisa al alcalde de que pase a retirarla por la mañana "según lo acordado". Ni bien Magee se deshace de él, entra una joven periodista (Anna Q. Nilson) que no viene sola, sino con una dama de sociedad (Corene Uzzell) cuyo afán por el dinero es supuestamente para salvar al alcalde... que a la sazón es su prometido. Un nuevo intruso, un ermitaño misógino (Eric Hudson), entra disfrazado de fantasma pero Magee lo ataja a tiempo. También hace su aparición una segunda dama de sociedad (Hedda Hopper), que pide ayuda para obtener el dinero para salvar la carrera de su esposo, el empresario que envió ese soborno. Llegan dos desconocidos más (Armand Cortes y Joseph Smiley) que pretenden encontrar el botín y, tras ser reducidos por Magee a punta de pistola, regresa el primer rufián junto al empresario que envió el dinero (Warren Cook). Así que mientras Magee los tiene a raya, la periodista y su comadre se marchan con el dinero rumbo al periódico para publicar la noticia a la brevedad. ¿Cuánto podrá contener al grupo sin que se le canse el brazo o se distraiga? Mientras la comedia de misterio discurre con inusual ritmo, queda claro que la jactancia de Magee como genial novelista sería un pecado permitido para el genio de su intérprete, el dramaturgo y libretista George M. Cohan que en la década del '10 estaba en pleno apogeo de su éxito en la calle de los teatros de New York (y del mundo). Si bien la factura cinematográfica no es nada del otro mundo, el film posee valores en las ocurrencias del protagonista, la interacción de numerosos personajes en escena y las diferentes complicaciones que están pergeñadas para atraer el interés del espectador corriente y mediano que ora acude a la sala teatral o al biógrafo en busca de un sobresalto o una risa (ambas instancias de una misma necesidad humana). [Cinefania.com]
Calificación Cinefania.com: