Swing, vibrato y algo más

ESCAPE AL SILENCIO: NOTAS DE LA VIDA DE ALFREDO ESPINOZA, de Diego Pequeño se lanza como una evocación entre coleccionistas, músicos y erúditos del jazz sobre un saxofonista aparentemente legendario que actuó a partir de fines de los años 60s en Europa. ¿Vive, estuvo enfermo, fue un genio incomprendido? Su talento estuvo en los hot clubes parisinos, en la Porteña Jazz Band, en la Retaguardia Jazz Band. Tras varias pesquisas, un par de viejos colegas lo van a buscar a Chile y finalmente, lo encuentran recuperado de una crisis mental que lo ha dejado más lúcido que antes. Es que el Jazz tiene esas cosas, y el documental chileno refleja acertadamente el ambiente de veteranos que hace 40 años atrás "vivían momentos de felicidad sin saberlo".

Cool, fusión y mucho más

THE MILES DAVIS STORY (2001) de Mike Dibb, es más que un recorrido, una auténtica biografía del genio que revolucionó la música del siglo XX. Hay una voz en off que narra, pero poco a poco se suma un biógrafo de Miles, Ian Carr (fallecido amigo personal del director Mike Dibb) que primero va desarrollando elementos de juicio importantes sobre la vida y carrera del artista y luego se dedica a entrevistar a músicos que actuaron con Miles. El propio Miles (ya maduro) da un irremplazable testimonio con su voz rasposa y gente considerada en la actualidad como genios musicales recuerdan como iniciaron sus primeros pasos bajo el ala de Miles. Herbie Hancock, Chick Corea, Tony Williams, Dave Holland, John McLaughlin, Keith Jarrett, Joe Zawinul, Ron Carter... la lista es impresionante, y nos permite conocer el perfil de un ser humano que fue incapaz de conformarse con su propia genialidad, buscando no solamente innovar el panorama musical del jazz que él mismo había contribuido a cambiar, sino ir más allá de lo humanamente posible, exigiendo el virtuosismo pero no para expresarlo en el cómodo ámbito de las escalas y las armonías sino en la improvisación que busca ordenar el caos y desarticular el orden. El resultado, un ameno telefilme de dos horas emitido originalmente por Channel 4 en Inglaterra, es imprescindible para cualquier ser humano con mínima sensibilidad por el jazz.

Entre el documental y la performance

Tal es lo que sucede en ROSA PATRIA, documental de Santiago Loza que, haciendo foco en el activista y poeta Néstor Perlongher (1949-1992), enfoca la lucha de homosexuales y lesbianas en los años '70, época en que Argentina vivió bajo diferentes tipos de represión, bajo gobiernos democráticos o de facto. Las voces de artistas, periodistas y compañeros de militancia que lo conocieron se adueñan de la pantalla, por momentos haciendo olvidar la figura del protagonista para adentrarnos en el entretenido ámbito del underground y la anécdota. Por momentos, hay elementos relevantes, como las intervenciones del polémico sociólogo Juan José Sebreli, que afirma que la persecución a los homosexuales se mantuvo sin variaciones entre 1943 y 1983 (dos significativas fechas) o de un militante del FHL ("Frente Homosexual de Liberación") que solo aparece de espaldas y expone, entre otras cosas, algunas de las publicaciones que trataban de difundir en los reducidos entornos en que se movían estos idealistas de la libertad sexual.

Del 4/4 al 11/8

Y hablando de libertad, recomendamos WHAT YOU SEE IS WHAT YOU HEAR (2006), que no es un film sino un recital del gran compositor belga Wim Mertens quien, junto a seis coreutas y cinco instrumentos de cuerdas (dos violines, una viola, un cello y un violoncello) expone lo que parecen ser temas de su repertorio pero que, si uno presta la debida atención, se dará cuenta que se tratan de lecciones magistrales de como respirar libertad en un ámbito aparentemente rígido como el de las inextricables armonías de sus partituras. Las líneas melódicas se entrecruzan y reiteran hasta que alteraciones mínimas generan matices apreciables por el oído y por el espíritu. Por consecuencia, la disciplinada troupe expresa estos cambios a través de miradas cómplices, guiños y sonrisas que el director de cámaras tiene el notable oficio de ofrecer en un ajustado montaje de imagen y sonido. Mertens, al piano, se dedica a hacer lucir a sus párvulos y cuando la exigencia es grande, también lo es la satisfacción del logro.

El ocaso del guerrero

EL EXILIO DE SAN MARTÍN: UNA HISTORIA DE AUSENCIA (2005), de Alejandro Areal Vélez se percibe como un documental formal sobre el ocaso del General José de San Martín y sus largos años de vida como exiliado en Europa. Una narración en off ilustra la situación política del país mientras se complementan testimonios de historiadores e investigadores con escenas de reconstrucciones en que se aprovechan ingeniosamente barrios, interiores de época o incluso fragatas como las que servían para cruzar el Atlántico. La voz profunda y reconocible de Alfredo Alcón nos proporciona párrafos de puño y letra del "Santo de la Espada" mientras que su efigie se va materializando a través de los "retratos" de quienes lo conocieron, pictóricos, como los de su hija Mercedes, o literarios como los de Miller, Sarmiento o Alberdi. Felizmente, el tono del documental carece de ese falso revisionismo histórico -sensacionalista y falto de rigor- tan de moda en los últimos años y se concentra en volcar en pantalla la historia vista por el propio San Martín o bien por personas que interactuaron con él, es decir gente que tuvo acceso de primera mano a los hechos narrados. La ausencia de orientación ideológica genera compromiso en el espectador ávido de buscar sus propias interpretaciones y de esta manera, creemos, es que provoca momentos emotivos - en el relato de la Batalla de Chacabuco o en la permanente disposición del Libertador en ofrecer su espada al servicio de la patria pero no para dirimir luchas intestinas. La impresión puede ser depresiva en función de la traspolación mental que uno pueda hacer de aquel pasado con la actualidad, operando especialmente sobre el concepto de sacrificio a cambio de nada, tan propio de estadistas y gente que está para cosas mayores que no serán reconocidas.

Esta niña es una "bomba"

La joven viene de quién sabe donde y cree en vaya uno a saber qué. En un cuarto de hotel, tres hombres enmascarados le dan las últimas directivas de su entrenamiento. Hay instrucciones por teléfono celular, que ella sigue al pie de la letra. El diálogo es mínimo. La Preparación llega a su fin y llega el momento en que, vendada, es conducida a un refugio donde recibe una mochila que supuestamente contiene una bomba. Su misión es sencilla: internarse en una zona bien transitada de Times Square y autodetonarse. Su inmolación servirá a la causa (creemos que del terrorismo sarraceno, aunque la película no ofrece mayores certezas). La Acción es una espiral de tensión con esta joven recorriendo cuadras y cuadras, comprando y comiendo golosinas y llegando al punto decisivo en que debe pulsar el botón que la hará volar por los aires junto a docenas de neoyorquinos que la circundan. Es cuando el convencimiento, la voluntad y la vocación deben manifestarse para que el atentado sea un éxito y la preparación de la chica haya sido justificada. La observación de la conducta de esta jovencita encierra una dicotomía interesante. No hablamos de la validez del terrorismo o del capitalismo - sino de la vida y de la muerte y la gran incompatibilidad entre el suicidio y la inmolación.

Dúo de dos

Varios niveles de apreciación requiere THE HIDE (El Escondite-2009), largometraje de Marek Losey (nieto del enorme Joseph Losey), para ser disfrutada en mayor medida. En primer lugar, siendo la historia de un "bird watcher", es decir, un observador de aves, no es un hecho menor que en Inglaterra haya más de 500 especies de aves y que todo buen bird watcher se dedica a observar y tildar una por una cada especie a la que puede llegar a tener acceso visual (hay algunas que se han extinto o bien son realmente inaccesibles). Otro tema es el dialecto cerrado con que ambos personajes se comunican, un slang escocés casi tan osco como el de aquellos personajes de la entrañable THE MAN FROM PLANET X (El Hombre del Planeta X-1951) de Edgar Ulmer. El nudo del relato se plantea en un refugio costero que el bird watcher utiliza para su hobby. Un desconocido llega muerto de hambre y sueño, y los diálogos entre ambos jalonan un film eminentemente teatral en que la tensión va creciendo lenta pero inexorablemente hasta un desenlace con giro final incluido. Losey expone recursos cinematográficos honestos que incluyen a los protagonistas narrando episodios del pasado en vez de ceder al flashback, todo lo cual hace recaer el peso del relato en las sólidas performances de los actores.

Nunca más vivas en ese tipo de países

Un equipo televisivo regresa a la finca de la localidad de Cascallares donde unos cuantos años atrás ocurrió la masacre descripta en el film NUNCA ASISTAS A ESTE TIPO DE FIESTAS (2000). Su propósito es esclarecer el incidente y para ello recorren el lugar, en busca de pistas. Por su parte, un psiquiatra (Sebastián De Caro) llega al mismo lugar para intentar vencer el trauma que aqueja a su paciente, Fito Santoro (Berta Muñiz), hijo del perpetrador de la matanza, el temible Coronel Santoro. El problema es que los integrantes del grupo no conforman un frente común. Mientras el productor y la notera son superficiales y se comportan muy cándidamente, una activista política de izquierdas pugna por tomar el mando de la situación y su primo se aboca a beber toda la cerveza que pueda. El camarógrafo, por su parte, adopta un punto de vista pragmático mientras que un lacónico oficial de seguridad observa con desdén. ¿Qué peligro correrá este cambiante conjunto humano cuando despierte en Fito la bestia dormida, cuando el psiquiatra le haga enfrentar sus más profundos miedos? Las muertes y los desvaríos narrativos más atroces ocurren a la par que algunos imaginativos gags visuales. El estilo desenfadado y revulsivo de la decana productora independiente Farsa brilla en el absoluto desparpajo y la osadía de varios diálogos (en que se involucran judíos, zurdos y reaccionarios). La sensación es la de estar viendo en pantalla una historieta de "Fierro", esa vieja revista de comics de los años '80 en que todo podía pasar: sexo, violencia, sangre y tripas sin mayor justificación que (diría un sociólogo) la de hacer catarsis de tantos hechos luctuosos de la compleja realidad.