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PENSAMIENTOS DEMOLIDOS MODELO OCTUBRE DE 2013

Una excursión por las ruinas de antiguos pensamientos, que comienza con el Millonario y Campeón del Siglo dejando de serlo, sigue con el rock convertido en tango y la cumbia y el folklore en contracultura, se desvía hacia el post progresismo cool, y termina con un agradecimiento a Thurston Moore de Sonic Youth por la idea del título (?).

RIVER PLATA ¿Cuándo se nos jodió River? El River que conocimos de chicos los que tenemos más de 20 años, el Millonario, el Campeón del Siglo XX, el que salía campeón seguido, el que a menudo intentaba jugar bien al fútbol y solía conseguirlo. Ese River, creo yo, dejó de existir el 8 de mayo de 2008, el día del inolvidable 2-2 con un San Lorenzo que remontó un 0-2 con dos jugadores menos; para peor, un San Lorenzo repleto de riverplatenses en el exilio, de Ramón Díaz y Placente a Menseguez y D'Alessandro. De mano en mano, la antorcha del ideal riverplatense fue a parar a las de Aguilar y Passarella... donde se apagó.

Lo que hoy se llama River es otra cosa, muy parecida a lo que hace décadas conocemos como Racing. Por lo pronto, este River, Danger Four del otro River 24x7, ya se fue al descenso una vez, y ya ni siquiera es seguro que pueda pagar los sueldos de sus empleados mes a mes. Un destino propio de la literatura fantástica, si seguimos a Tzvetan Todorov: lo fantástico es aquello otrora familiar que ha dejado de serlo. Ah, el tiempo. Ah, el ser y el dejar de ser...

EL TANGO, EL ROCK, EL SER, EL DEJAR DE SER Hace un buen tiempo me persigue la idea de que el rock hoy es lo era el tango a fines de los años 1960s. Entonces todavía se seguían vendiendo sus discos, todavía el público seguía yendo a los espectáculos en vivo, todavía se seguían produciendo cosas muy piolas... pero el género era la música de lo establecido, la música que escuchaban los padres, los profesores, los policías, los presidentes. La banda de sonido de la adolescencia de hoy pasa por bateas diferentes a las del rock: las del reguetón y la cumbia y la electrónica; y no por nada hay hoy tantas bandas de gente joven haciendo tango, algo inimaginable en, digamos, 1985. Hasta el concepto de lo contracultural ha cambiado: nada hay menos contracultural hoy que Charly García o Fito Páez, por citar dos casos de artistas (grandísimos artistas, claro) que son cortejados por la TV y hasta por la Presidencia de la Nación, y cuya obra ya es "parte del mar", "parte del aire" que respiramos.

(¿Otra coincidencia? El apogeo del tango canción, dicen los que dicen que saben, va de "Mi noche triste", que es de 1917, a "Afiches", que es de 1956, o sea unos cuarenta años. Más o menos el mismo lapso que va entre "La balsa", que es de 1967, y el presente, marcado por la muerte de Spinetta y la enfermedad incapacitante de Gustavo Cerati. Cuarenta o cuarenta y pocos años, un par de generaciones).

Tal vez hoy sean más efectivamente contraculturales artistas muy populares en el interior profundo o en los suburbios de las grandes ciudades, digamos el Chaqueño Palavecino, Soledad o Karina. Artistas todos ellos que difícilmente veremos en la Rolling Stone, en Vorterix o en La Mega, que a esta altura de la segunda década del siglo nada menos que XXI son tan mainstream como lo eran Gente o Almorzando con Mirtha Legrand en 1980. Como también hoy lo contracultural ya no es, como podía serlo en épocas de Videla, del último Alfonsín o de Menem, defender la lucha de las Madres de Plaza de Mayo o abominar de la dictadura financiera de los superministros Salieris del FMI. Hoy es cool tomarse en solfa los tics del progresismo de un modo militante, como si el progresismo fuera la única corriente política con tics dignos de ser tomados en solfa. (Abajo a la derecha - ¡dónde sino! - un ejemplo precioso por la simultaneidad en un TL: si somos "africanos" ¿qué decir del papelón del dúo Shutdown & Default en Estados Unidos?). Algo muy interesante para nosotros, los que crecimos con Charly y Fito y Los Redonditos, fuimos carne de FREPASO si tenemos edad para ello y nos hicimos más o menos kirchneristas en la trinchera de los blogs entre el invierno de la 125 y la primavera de 2011: no preguntemos por quiénes doblan las campanas, doblan por nosotros. Va a ser toda una experiencia. Esperemos estar a la altura de estos nuevos y fascinantes tiempos.

Dos notas al pie. Una, un excelente ejemplo de lo que es verdaderamente contracultural y transgresor hoy, esta entrada del blog de Luciano Chiconi, que trafica muy hábilmente con temas señalados en el párrafo precedente y con una prosa restallante, a menudo muy disfrutable aunque por momentos contraproducente: en algunas líneas, los floreos barrocos propios del estilo del autor se interponen, infranqueables, entre el concepto y el lector. (También hay algunos pormenores disparatados, notables esfuerzos de incomprensión, como lo que dice de León Gieco, la CTA y el exilio económico de miles de argentinos en el cambio de siglo). Otra, un texto del mismo Luciano, dedicado a Karina. Si hubiera una Inrockuptibles massista y cumbiera, éste sería un artículo de colección.

EL SER, EL DEJAR DE SER, SERÚ GIRÁN Estuve leyendo reportajes a Charly García de los años 1982 y 1983, en los comienzos de su carrera solista. Además de recuperar esa perdida sensación de deslumbramiento por la brillantez de un genio en la cumbre de sus poderes creativos, noté que Charly estaba por esos meses recién haciéndose a la idea de que era una estrella de rock. En Argentina había por esos años grandes compositores o instrumentistas de rock, digamos Spinetta, Miguel Abuelo, Pappo, David Lebón, Pedro Aznar, los nombres que ustedes quieran; también había estrellas del pop, digamos Sandro, Palito Ortega, Sergio Denis; lo que no había era estrellas de rock. El propio Charly no lo era en Serú Girán: era el compositor principal, el que firmaba los discos como productor, el que fungía de voz de la banda en los reportajes o los recitales, pero lo era más bien en calidad de primero entre pares, no de estrella. La prueba es que Lebón, el compositor del "Tema de Nayla" del disco "Bicicleta", eligió para tocar el largo solo de piano eléctrico de ese tema a un invitado, Diego Rapoport... porque le parecía que lo iba a hacer mejor que Charly. ¡Absolutamente imposible que algo así sucediera unos pocos años después! Situación de estupefacientes, de rock, fútbol, sala de ensayo.

Es por esto que el disco del reencuentro de Serú Girán, ese cuyo nombre parece un modelo de auto, "Serú '92", nunca termina de convencer. Uno está esperando al Charly de "Peperina" o "Viernes 3 AM" o "Canción de Alicia", al contador de historias, al que levantaba la voz en el silencio de la dictadura, y en su lugar se encuentra psicodramas autorreferenciales como "No puedo dejar" o "Transformación". No importa que sean buenos temas: hay un problema de disonancia cognitiva. Tal vez habría que hacer un experimento: mostrarle los discos de Serú Girán a alguien que los desconozca, pero en orden cronológico inverso. A ver si el juicio sobre "Serú ´92" descansa en sus canciones o en el juicio que se tiene sobre la banda antes de escuchar esas canciones; a ver cuál disco le gusta más.

Eso sí: déjenme decir que un temazo como "A cada hombre, a cada mujer" de Pedro Aznar no hubiera desentonado en ninguno de los primeros cuatro discos de la banda.

EL SER Y LA NADA ROCK Hace un buen tiempo que he dejado de comentar discos en esta página. En parte es por falta de tiempo, en parte es porque es algo que nunca me salió bien, en parte es porque ya no me tientan ni la idolatría ni la iconoclasia, en parte es porque dudo de los parámetros a usar. Ya escribí que tengo mis dudas acerca de la existencia de criterios objetivos para evaluar la música; ahora debo agregar la sospecha de que muchos de mis gustos no son otra cosa que costumbres, gustos adquiridos en la adolescencia o la temprana juventud y que se mantienen por mera inercia. ¿Me gustarían Pedro y Pablo o "Él ponía su dinero" de Raúl Porchetto si los conociera hoy? No puedo asegurarlo. ¿Me gustarían más Gentle Giant si lo hubiera escuchado por primera vez a los 14 años? Tampoco puedo asegurarlo. Pero es notable que en cada década haya un retorno del punk, y que en general a cada generación le guste el punk que se hizo en su época, más que los otros, ya no sé si dándole la razón a Parménides, a Heráclito o a Lampedusa. ¿Y si no somos mucho más que un sistema de prejuicios?

Bingo.

 

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