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GOD
(John Lennon)
Álbum: Plastic Ono Band - John Lennon - 1970
Mucha gente cree que los Beatles se separaron por culpa de Yoko Ono, cuando en realidad lo que ella hizo fue darle a John Lennon el valor para decidirse a terminar con una historia que ya le resultaba una carga. Lennon había anunciado su voluntad de dejar el grupo en setiembre de 1969, pero de común acuerdo se decidió esperar hasta que culminaran unas importantes negociaciones contractuales con el sello EMI. Fue Paul McCartney, en abril de 1970, el que anunció inesperadamente el fin de los Beatles en la contratapa de su primer disco solista, "McCartney", algo que John no le perdonaría jamás.
A principios de ese mismo año, John y Yoko se habían sometido, con su creador el doctor Arthur Janov, a la llamada "terapia del grito primal". La terapia consistía en liberar dolores reprimidos desde la infancia, expresándolos abiertamente. John tenía mucho de lo que liberarse: había sido abandonado por su padre, había perdido a su madre siendo adolescente, había enfrentado un divorcio, había sufrido el martirio de la cura de la adicción a la heroína, había sufrido el lado oscuro de la celebridad, había perdido un hijo cuando Yoko sufrió un aborto espontáneo... Tenía demasiados dolores que afrontar, y la terapia le sirvió para encarar un disco crudo y visceral, directo, casi iracundo, que pone la piel de gallina y que por los siglos de los siglos sonará a grabado hace cinco minutos. Tanta crudeza resultó lo último que los fans de los Beatles esperaban, pero a Lennon eso difícilmente podría haberle importado menos.
Decidido a mostrarse en carne viva, John llamó a gente muy cercana para abordar el desafío. La producción corrió por cuenta de los propios John y Yoko y de Phil Spector, el productor de "Let it be" y del primer simple de éxito del Lennon solista, "Instant karma". El bajista fue Klaus Voormann, amigo de John desde los tiempos de los Beatles en Hamburgo, integrante de la banda Manfred Mann y artista plástico. (Fue el autor de la tapa de ese disco impresionante que sigue siendo "Revolver"). Billy Preston fue el tecladista: un conocido de las arduas sesiones de "Let it be". Y Ringo Starr fue el baterista. La grabación fue en los estudios de Abbey Road: a esta altura, casi como su casa.
La producción fue absolutamente minimalista, y además alejada de la prolijidad habitual de Paul McCartney o George Martin: canciones con arreglos simples, grabadas en una o a lo sumo dos tomas, piano o guitarra, bajo y batería. Para aumentar la sensación de apremio, Phil Spector estaba mezclando un tema mientas la banda grababa el siguiente. Las letras distaban años luz de los espejismos arremolinados de LSD y de los juegos de palabras inspirados en Lewis Carroll, como "Lucy in the sky with diamonds" o "I am the walrus" o "Strawberry fields forever". Lennon ajustó cuentas con sus padres ("Mother"), con la solitaria vida del estrellato ("Isolation"), con la sociedad inglesa y la rigidez de su división en clases ("Working class hero"). Y decidido a demoler la autocomplacencia hippie y las ilusiones de los años '60, vomitó la famosa frase "el sueño terminó" con que termina "God", el tema en el que se reconoce en el fondo del abismo, desnudo, sin certezas salvo el amor de Yoko, y por eso mismo listo a comenzar de nuevo. Como dice la canción de los Redondos: "cuando la noche es más oscura / se viene el día en tu corazón".
El agitador que había en Lennon aparece ya desde el comienzo, con esa tremenda frase "Dios es un concepto que da la medida de nuestor dolor", para peor, repetida tras un "lo diré otra vez". También en esa discepoliana enumeración en la que se ve a Jesucristo en el mismo lodo que Adolf Hitler, tal vez más interesante de leer que de escuchar por lo larga que resultó, y en la que conviven Elvis, Buda, los Kennedy y Bob Dylan ("no creo en Zimmerman"). Dieciocho años después, Bono le contestó con "God part II", en "Rattle & Hum", aunque el nihilismo de John envejeció bastate mejor que el revival del "Flower Power" de los U2 ("siento como que cayera / como si girara en una rueda / siempre se detiene junto a un nombre, una presencia que puedo sentir / Yo... yo creo en el amor").
Los enfáticos cambios de acordes del piano tejen una melodía en la que la progresión de acordes (acorde mayor - relativo menor - subdominante - dominante) se encadena a partir del bajo descendente. En la parte de los "no creo en..." la canción vira a un ritmo ternario (arreglo típico de los Beatles: oír "We can work it out", "Happiness is a warm gun", "Here comes the sun" o "I me mine", por ejemplo). Con toda perfidia, Lennon hace parar a la banda cuando fulmina a sus fans con la frase "no creo en los Beatles" para que ésta se escuche mejor, casi como un disparo en el silencio, algo que hizo premeditadamente: en "The John Lennon Anthology" se escucha una versión previa del tema, en la que la banda seguía tocando, con lo que se perdía el efecto.
El estilo confesional del disco (en tren "éste soy yo en pelotas y no me importa lo que ustedes digan") marcó un camino por el que transitaron otros como el propio Dylan ("Blood on the tracks"), Kurt Cobain, Patti Smith, Charly García ("Piano bar") o Andrés Calamaro ("Honestidad brutal" y "El salmón").
Dios es un concepto que da la medida de nuestro dolor
Lo diré otra vez
Dios es un concepto que da la medida de nuestro dolor
No creo en la magia
No creo en el I Ching
No creo en la Biblia
No creo en el tarot
No creo en Hitler
No creo en Jesús
No creo en Kennedy
No creo en Buda
No creo en mantras
No creo en el Gita
No creo en el yoga
No creo en reyes
No creo en Elvis
No creo en Zimmerman
No creo en los Beatles
Sólo creo en mí
En Yoko y en mí. Esa es la realidad
El sueño terminó ¿qué puedo decir?
El sueño terminó
Ayer yo fui el tejedor de sueños pero ahora he renacido
Yo fui la morsa pero ahora soy John
Y entonces, queridos amigos,
Van a tener que soportarlo
El sueño terminó
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