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HASTA QUE EL RATING NOS SEPARE

Sin pretensiones de descubridor de América, aquí adelanto una teoría sobre un indicio que permite predecir el cercano final de una serie o programa de ficción en TV: el casamiento de la pareja protagónica. De entre todas las imputaciones que se le han hecho a la institución matrimonial, ésta es tal vez una de las más raras, pero a la vez una de las más justas. [Publicado originalmente en setiembre de 2004 en Televicio Webzine].

Nos podríamos poner lacanianos y macanear sobre el deseo y la consumación, pero esta es una página seria. En Superagente 86 (Get Smart), el capítulo del casamiento de Max y la 99 fue el más visto, pero también fue... el último capítulo de la penúltima temporada. En Mork & Mindy recurrieron al casamiento (¡y al embarazo de... Mork!) cuando el rating había comenzado a dar la espalda: fue en el primer episodio de la temporada....final. EnLa niñera / The nanny, para variar, hubo confites en el capítulo final de la quinta temporada, la... penúltima.

El recurso del casamiento no es imprescindible. Por ejemplo, no se usó en dos series donde las citas entre hombres y mujeres tenían una importancia capital, como en Sex and the city o Seinfeld. Son dos series que mantuvieron el interés del público hasta el final (muy reciente en el caso de la primera). Y a lo mejor ahí tenemos una pista.

Cuando una parte del atractivo de una serie reposa en la tensión (amorosa, sexual) de la pareja de protagonistas, casarlos es resolver esa tensión... anulándola. Recurrir al casamiento sólo es entendible como manotazo de ahogado para durar unos programas más, porque reemplazar las posibilidades creativas que dan las idas y vueltas de una relación entre solteros por la acumulación de peripecias domésticas es una insensatez. No por nada, casi no hay culebrón en el que el casamiento de la pareja central no se produzca en el capítulo final. ¿Que es la única manera de que tenga un final feliz? De acuerdo; entonces relea la frase en negrita con que comienza este párrafo. Si el casamiento es la resolución feliz de la tensión argumental ¿cómo seguir después de él?

Algún distraído podrá argumentar que hay montones de series basadas en las vicisitudes conyugales (y a veces paternales) de dos personas. Podría hacer una kilométrica lista que abarcaría desde Yo amo a Lucy a Dharma y Greg, pasando por Alf y La familia Ingalls (o La pequeña casita en la pradera). Y se estaría perdiendo que mi argumento no es que las series sobre matrimonios son imposibles, sino que las series que giran alrededor de la relación de una pareja de solteros no pueden ir más allá del casamiento sin perder todo atractivo. No por nada la palabra "fin" se puede usar en el sentido de "objeto último" tanto como en el de "término del tiempo".

Los Vengadores / The Avengers, la notable serie inglesa, lo tenía muy claro: cuando Diana Rigg dejó el programa, su personaje (Emma Peel) reencuentra a su esposo perdido en el Amazonas. Tras decirle adiós al señor John Wickham Gascone Berresford Steed (Patrick Macnee) y explicarle a su "sucesora" (Tara Reid / Linda Thorson) cómo debe prepararle el té, se marcha con su marido, que tiene un muy marcado parecido con... el señor Steed.

Sutileza británica, que le dicen.

 

 

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