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LA EUROCOPA Y LA COPA AMÉRICA 2021: UNA ILUSIÓN DE CAMPEONATO MUNDIAL ¡Y GANÓ ARGENTINA!

Hace un par de semanas hablábamos aquí de "esta ilusoria Copa del Mundo que nos regala la simultaneidad de la disputa de la Copa América y la Eurocopa de Naciones" y de que "no se ha visto gran fútbol". En tiempo de definiciones el nivel mejoró mucho y hubo grandes espectáculos como España-Croacia, Francia-Suiza, Italia-Bélgica, la exhibición de Inglaterra ante Ucrania, una cambiante y adrenalínica definición por penales entre Suiza y España e Italia e Inglaterra, y de este lado del mar, emocionantes Paraguay-Perú y Argentina-Colombia. ¡Y Argentina ganó la Copa América! Anoche festejamos, hoy seguimos festejando, llegó la hora del análisis. Auspicia este Maracanazo de la crónica futbolera Fernet Branca para su nueva línea de fernet en bidones. Pedí El Bidón de Branca ¡El que recomienda el doctor Bilardo!

Primer campeonato importante en veinticho años tras perder finales a repetición, primer campeonato de Lionel Messi con la selección mayor, primera victoria de la historia de visitante ante Brasil por torneos oficiales, primera victoria de visitante ante Brasil en 23 años, primera derrota de Brasil de local por torneos oficiales en ¡46 años!, primera victoria sobre Brasil en una final de selecciones mayores en ¡81 años! Para cortar todas esas rachas atroces, intimidantes, sólo hizo falta jugar más o menos bien un partido de siete. Dato que indica el nivel de esta Copa América y brinda el veredicto final acerca del ciclo del Tata Martino como entrenador de la selección, que se las arregló para perder dos finales seguidas ante ¡Chile! Sí, cierto, habrá sido la mejor generación de la historia del fútbol chileno y en la final de 2016 Argentina mereció más, pero la temerosa final de 2015, después de haber llegado jugando muy bien y derrotado en sucesión a Uruguay, Colombia y Paraguay, es imperdonable.

Me preparé para ver el partido final con Brasil, una selección que aún hoy es superior individual y colectivamente a la argentina, con el pesimismo de la inteligencia y el optimismo de la voluntad. (La vida misma, bah). Y vi un verdadero clásico. Un Lanús-Banfield, y no de los mejores. Por momentos, imposible de soportar: los europeos lo deben haber mirado como nosotros miramos la final del certamen de ascenso. Un gran mérito del planteo de Scaloni y su grupo, porque en ese juego cerrado, de partido clásico o de encuentro definitorio de Copa Libertadores, estaba la única oportunidad de ganar el partido. ¿O alguien se cree que en el golpe por golpe teníamos las de ganar?

En ese planteo compacto se minimizaron los ya históricos puntos débiles de la Scaloneta, como un volante central que no es volante central como idea maestra, o lo ya observado del gol como deus ex machina, sin relación con el desarrollo del juego, producto exclusivo de la inspiración de Messi y de los otros dos o tres a quienes les da el piné para inspirarse. Asentada en el mejor arquero de la liga inglesa, el mejor defensor de la liga italiana y el mejor lateral derecho de Sudamérica, nuestra escuadra se hizo firme atrás y golpeó en el momento justo, gracias a su mejor jugador, De Paul, y a su mejor delantero, Di María. ¿Messi? Corrió como nunca para marcar, jugó como nunca: muy poco, apenas esa oportunidad perdida sobre el final que hizo retornar a todos los fantasmas de estos años, que ya habían amagado volver en ese tenso minuto del primer tiempo en el que pareció que el pobre Di María, otra vez, se había lesionado en un partido decisivo.

Esperemos que haberse sacado de encima el descomunal peso de décadas sin ganar un torneo importante ayude a esta selección a encontrar el fútbol y la organización táctica que sólo se le adivina de a ratos, demasiado cortos y demasiado espaciados, por más que ciertamente cabe el atenuante del cansancio acumulado en una temporada anormal, la signada por la pandemia. Por lo pronto la victoria en Brasil sirve de insumo para esa ilusión estadística que mezcla copas que se jugaron una sola vez con juegos olímpicos de hace cien años y campeonatos mundiales y da que las selecciones más exitosas son, es un decir, Argentina, Egipto y Austria-Hungría. La Scaloneta Titánica esquivó este iceberg: puede que el próximo en Qatar 2022 no nos perdone el menor error. Tuvimos toda la Eurocopa para apreciar cuál es el máximo nivel del fútbol de selecciones del mundo; somos el país de, apenas, Alfredo Di Stéfano, Diego Maradona y Lionel Messi. Estamos lejos aún pero no es imposible. A trabajar.

 

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